Tras dejar el coche caminamos alejándonos de la playa para localizar el poste que nos indica la dirección del Castell de la Granadella. Subimos por una pista asfaltada que da servicio a algunas casas, siguiendo la señal blanca y amarilla, que nos guía en los cruces hasta que llegamos al sendero. La ruta discurre cerca del mar y el sendero está arreglado con escalones, alguna barandilla y cadenas de seguridad hasta las ruinas de la torre de la Granadella. Las vistas de los acantilados merecen el paseo.